martes, 18 de marzo de 2008

Da la UAM ultimátum al Sindicato


El rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), José Lema Labadie, ofreció una serie de propuestas al SITUAM si se levanta la huelga, que hoy cumple 46 días, en un plazo de 24 horas.


Las iniciativas comprenden dar el 100 por ciento de los salarios caídos, el 4.25 por ciento de aumento salarial y el 1.2 por ciento de aumento en prestaciones, dijo el rector en entrevista con Pedro Ferriz de Con, en Imagen 90.5 FM.


“Lo que pretendemos es encontrar un nuevo diálogo con los trabajadores de la universidad, reiterarles que estamos muy interesados de que tengan una posibilidad de recuperar el poder salarial”, argumentó.


Además, Lema Labadie propuso un plan de estímulos equiparable al que poseen los académicos de la universidad, que garantice la estancia de los trabajadores en la institución.
El dirigente universitario consideró que el paro del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) parece más un asunto externo a la institución que para su beneficio.


“Ya es el único sindicato que está en huelga (el SITUAM), llevan más de seis semanas. El SITUAM está haciendo agua”, dijo.


“Sólo hemos tenido reuniones en las que yo creo que hay oídos sordos, donde no se puede llegar a ningún acuerdo”, agregó.


Respecto a la renuncia de ayer por la noche de la directora del sindicato, Hermelinda Hurtado Guzmán, Lema Labadie aseguró que es una muestra de la desorganización del sindicato.
“Esto que vimos anoche una prueba más del desorden que hay en el Sindicato. Del derecho que no es un interlocutor verdaderamente confiable”, afirmó.
Explicó que el sindicato no considera las propuestas.


“Si vemos que el sindicato está desorientado, consiente o inconscientemente, eso es otra cosa”, declaró.

(Redacción Exonline)

1 comentario:

Miguel González Madrid dijo...

18 de marzo de 2008.

Ante actitudes dubitativas, acciones veleidosas e intenciones golpistas, arropadas -lamentablemente- en derechos irrenunciables, sólo queda, en efecto, echar mano de un recurso legal, además legitimado por otros derechos que deben ser atendidos inmediatamente.

La determinación firme, debidamente ponderada y basada en una responsabilidad superior, que recién toma la representación de la UAM, es oportuna. Las cartas están echadas. Quienes formamos parte de una Universidad de la que se habla muy bien en el país y en otras partes del mundo, tenemos la oportunidad de escapar a los devaneos y deslices de quienes no sólo creen tener la verdad en sus manos, sino que se consideran iluminatis sindicales. No se desconocen derechos, sino que se valoran las oportunidades de atender unos y otros, no sólo los de tipo laboral. Ningún tipo de derechos puede poner contra la pared a los otros. El maximalismo no conoce de criterios de proporcionalidad y razonabilidad, y en una sociedad plural no tiene cabida.

Bien citaba Marx a Hegel con respecto a este tipo de acontecimientos: la historia se repite, una vez como tragedia y la otra como farsa. La farsa termina con un triste récord. Sin duda, el pasado glorioso ha sido echado al despeñadero. Lo dicho: los viejos asesores sindicales viven del pasado, son incapaces de ver el presente y de levantar el vuelo al futuro. Nietzsche decía acertadamente lo siguiente: los que creían en Dios son unos criminales. Se aferraron al pasado y jamás pudieron construir un futuro. Mataron lo que habían creado y les fue imposible levantar el vuelo.

----

Posdata:

1.- Se pueden cuestionar dos cosas con respecto a las organizaciones políticas, sociales, civiles, sindicales y otras más: 1) su utilidad y pertinencia en el marco de un sistema dominante y de un contexto social específico; y 2) la calidad y la eficacia de su conducción por quienes son nombrados a tal efecto. Con razón, cuando se quiere cuestionar a los dirigentes de un partido, la gente común y corriente dice: “no es el partido el que está mal, sino el que lo dirige”. Y, en efecto, debemos tener cuidado de no deducir que la crítica a los dirigentes sindicales son críticas a la forma sindicato. Pero incluso habrá que reflexionar si la forma sindicato ha llegado a un límite histórico y qué se debería hacer para hacerlo eficaz en una sociedad en la que una diversidad de derechos se encuentra imbricada de manera compleja.

Por lo demás, señalemos nuestra propia responsabilidad como miembros de una comunidad universitaria. Apostar todo a quienes ni siquiera saben cómo resolver sus propias diferencias, es confiar nuestro futuro a la incertidumbre.

2.- Aparte, cabe preguntar: ¿En verdad había convicción en conseguir un incremento de 35% al salario directo durante la huelga? Quien diga “eso y más” no está muy lejos de haberse creído las maravillas de las que hablaba el zorro con botas. ¿O para que servía empecinarse con esa demanda? He escuchado diversas opiniones sobre esa demanda y nadie aguanta la risa, no porque sea contradictoria con la justicia social, sino porque las estructuras dominantes hacen imposible una respuesta satisfactoria en las condiciones actuales. ¿Acaso cabría de consuelo decir aquí que “no sólo debió demandarse 35%, sino más con base en la pérdida histórica de poder adquisitivo desde 1977”? ¿Y por decir semejante cosa uno sería más revolucionario que otros?

Lo dicho no deja liberado el asunto de cómo se han ejercido los dineros de la Universidad. Pero, entonces, tomemos a todos la palabra y llévese a cabo una revisión de las finanzas tanto de la UAM como del SITUAM, correspondientes a los ejercicios de 2004 a 2008. Que sirva de algo el informe de revisión: a) para limpiar al SITUAM de corrupción, si la hubiere; b) para adoptar un modelo eficiente y eficaz de atención a contingencias de la UAM que pongan a salvo proyectos prioritarios de desarrollo científico y tecnológico.

3.- Estar de acuerdo con un tipo de demandas laborales no significa estar necesariamente de acuerdo con el modo como se plantean y como se procede a defenderlas. Esta es la cuestión, y si no, sólo para ilustrar, revisen las grandes discusiones sobre temas trascendentales entre corrientes del marxismo. Pero hay quien detrás de estas discusiones trata de ocultar actos de corrupción. Ya se verá.