martes, 11 de marzo de 2008

Los daños irreparables


Los daños irreparables
Por: Rafael Cardona Opinión
Martes 11 de Marzo de 2008 Hora de publicación: 02:29

En los primeros días de este escándalo tan nocivo para Felipe Calderón y tan desastroso para JC Mouriño, todos aquellos con quienes hablaba me decían: ¿Qué te parece lo de Mouriño?Hoy ya nadie quiere saber la opinión de otro: cada quien tiene la suya. Y por lo general se trata de una visión de condena.Especialmente a partir de las nuevas evidencias, el gobierno se ha metido en un problema cuya gravedad será mayor si Felipe Calderón decide actuar (más) con soberbia y desdén y soslayar públicamente la importancia de este caso.También podría hacer una pública defensa de su amigo y colaborador pero no lograría con esa conducta nada sino transitar (como dice Emilio Gamboa) de la indiferencia a la complicidad. Persistir en una búsqueda de salvación a partir de la descalificación de los acusadores, no hace sino profundizar el boquete. Alguien lo debe reconocer de una buena vez: el gobierno está “tocado” y disminuido en su imagen y en su capacidad de operación.Tanto como para haber aceptado ayer mismo una reunión de “salvamento” en cuya hoja de asistencia leyó JC Mouriño los nombres de Beatriz Paredes, Ulises Ruiz y otros gobernadores del Partido Revolucionario Institucional.Sin embargo la acción vespertina de Alejandro Chanona, del Partido Convergencia y de Andrés M. López O. desinfló por unas horas la posibilidad de lograr efectos positivos derivados de esa reunión en la cual se expresa la mayor gravedad del momento: llegar al extremo panista de tirarse en brazos de los operadores políticos del Partido Revolucionario Institucional.El episodio actual es verdaderamente “hemingweiano”. Se parece al cuento (o novela corta) de El viejo y el mar, que cuando habían conseguido un ejemplar maravilloso, los tiburones se encargaron de entregarle al futuro del pescador nada más una osamenta descarnada.Pero a diferencia de lo ocurrido a Santiago, en este caso las tarascadas no fueron contra un pez vela de dimensiones descomunales, sino de un delfín en pleno crecimiento. Como sea, lo han dejado inservible.Hoy frente a los amagos de huelga entre el sindicato y la Compañía de Luz, con el prolongado paro en la UAM, con los problemas derivados de la sangrienta lucha contra el narcotráfico; con la violencia campeando por todo el país, con los problemas financieros derivados de la crisis estadunidense y la incipiente recesión del capitalismo americano, el presidente de la República se ve en la necesidad de desperdiciar su tiempo en la defensa a ultranza de un joven colaborador cuya conducta (sabida o no por él) sólo le ha traído problemas y más descalificaciones. Y eso por no contar con el enorme problema de lograr una reforma energética al frente de la cual hay un hombre de quien ya muchos hacen burla y escarnio y quien ha abierto otro frente en su combate: alzarles la voz de modo impropio e impolítico a los sindicalistas del SME, quienes poco necesitan para agudizar su permanente actitud de rebeldía.Todos sabemos lo nocivo de algunos sindicatos en especial por su actitud de succión permanente y poca productividad. Pero una cosa es decirlo y otra negociar echándoselos en cara. Además de impolítico es ineficaz.Y frente a eso vemos la calculada actitud mediática y la administración del golpeteo por parte del Frente Amplio Progresista. La entrada de Convergencia en el festín de las tarascadas es una muestra de cómo se horadan los flancos. Y en el gobierno nadie parece estar haciendo algo.¿Cuándo es oportuno cortar una cabeza? Cuando aún hay tiempo de salvar la propia. Por eso en el PAN ya hay quienes esperan una oportunidad mientras se frotan las manitas. Apuntado está Javier Lozano para entrar al relevo, nada mal le caería a Juan Molinar quien siempre se ha soñado en Bucareli; y por si usted quiere sorpresas, hasta Diódoro Carrasco podría regresar a su sillón con vista a la Ciudadela.racarsa@hotmail.com

1 comentario:

Miguel González Madrid dijo...

Lo que se quiere debe efectuarse en el lugar, el momento y la oportunidad idóneos para todos o, por lo menos, para la mayoría. Nadie tiene la razón a priori, sólo cuando los demás comparten la misma opinión o los resultados son contundentes.

PRIMERA PARTE. El debate.

El debate a que convocan algunos académicos afiliados al SITUAM (que ellos mismos digan cuántos son y que no hablen a nombre de los demás) podría ser un buen ejercicio de reflexión, de autocrítica y de reformulación de nuestro papel en la UAM. Pero no puede darse en un espacio excesivamente acotado, en donde ya no hay garantía de pluralidad y tolerancia, como el que sugieren.

Primero habrá que concluir la huelga y luego acordar en el espacio natural en el que hemos crecido académicamente los temas que sean.

SEGUNDA PARTE. El conflicto.

Si hay disposición a concluir un conflicto generado por demandas justas -que no todas atendibles en este momento y no sólo por las autoridades de la UAM-, en cuanto a la parte económica (salarial) bien se puede proponer o coincidir en que: a) la proporción de salarios perdidos sea sólo de un tercio; b) el bono anual sea por este año de 1,500 pesos, pero que se discuta bilateralmente (antes de la proyección presupuestal a 2009) el requerimiento de entre 5 mil y 6 mil pesos; c) se integre la comisión de negociación bilateral para proceder a una retabulación salarial aplicable a 2009.

Propuestas viables y factibles, con tiempos distintos para su concreción, es lo que urge dar a conocer de una y otra parte.

Ojalá se pueda hacer la revolución a la carta y en 24 horas, pero ya basta de fantasías. La utopía es necesaria para la vida colectiva; la fantasía, sólo para el placer personal. Y, sin duda, la clase de fantasía de algunos de los dirigentes del SITUAM raya en la locura. Con colocarse el dedo sobre el ojo creen que lo demás ha dejado de existir, que sólo ellos continúan en la vida. Ninguno que se haya creído más poderoso que los demás -para dominar sobre ellos- ha logrado llegar a la palestra de los dioses. Su propio poder los ha ahogado, la historia los ha confinado al lugar de los aborrecidos. En fin, que quienes buscan llegar a cargos de representación (cualquiera que sean) para satisfacer fantasías, irremediablemente producirán sus propias pesadillas. Y luego les da por hablar a nombre de "los trabajadores", como si con sangre se hubiera sellado un pacto de representación total. Así hablaban los fascistas, los nazis, los estalinistas,... No hay mucha diferencia entre el pensamiento situamita y los asquerosos dictadores y los creadores de la unidimensionalidad: un sólo sindicato, una sola forma de pensar, una sola forma de decir las cosas, una sola utopía, un solo proyecto, etc.

Saludos.

MIGUEL GONZÁLEZ MADRID.